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Por qué eructan los bebés?

Los bebés tragan aire mientras se alimentan y este aire se acumula en su estómago. Los eructos les ayudan a eliminar este aire acumulado y les hacen sentir más cómodos. Eructar también abre más espacio en el estómago de tu bebé y le permite seguir alimentándose.

Eructar (y comer menos cantidad, pero con más frecuencia) también puede ser beneficioso para bebés que padecen reflujo

Pero no todos los bebés eructan después de cada toma. Algunos tienen muchos gases y eructan mucho mientras que a otros bebés rara vez hay que sacarles el aire.

Por regla general, los bebés que amamantan no necesitan eructar con tanta frecuencia como los bebés que se alimentan con biberón, porque tienden a tragar menos aire mientras comen. Pero cada bebé es diferente, así que observa a tu bebé para saber cuándo tienes que sacarle el aire y sigue nuestra guía, abajo.

¿Cuándo tengo que sacarle el aire a mi bebé?

Si tu bebé parece estar incómodo mientras se alimenta, se retuerce, suelta el biberón o el pecho y empieza a llorar, intenta ayudarlo a eructar. Algunos padres interrumpen la toma a mitad del biberón para sacarle el aire o, para mamás que amamantan, al cambiar de pecho.

No necesitas sacarle el aire a tu bebé si parece contento o si se queda dormido durante una toma o inmediatamente después de ella.

Entre los 4 y los 6 meses de edad, muchos bebés ya no necesitan eructar. Para entonces saben chupar más eficazmente y ya no tragan tanto aire.

¿Cómo hago eructar a mi bebé?

Hay más de una forma de hacer eructar a tu bebé. Aquí tienes tres posiciones comunes. Pruébalas todas, ya que a cada bebé le funcionará una mejor que otra.

Sobre el hombro o sobre tu pecho: coloca al bebé sobre tu pecho de modo que su barbilla quede apoyada en tu hombro. Sostén su cabecita con una mano, mientras le frotas la espalda o le das unas palmaditas suaves con la otra.

Otra forma de hacerlo es subir a tu bebé más, de manera que su pancita quede apoyada en tu hombro, creando una presión suave que puede ayudarle a eructar. Sostenlo con una mano mientras le frotas la espalda o le das unas palmaditas suaves con la otra mano. 

Si usas el segundo método asegúrate de que tu bebé puede respirar bien y que no está demasiado apretado contra tu hombro. Una ojeada en el espejo para ver dónde tiene la cabecita te ayudará. Esta posición puede funcionar mejor cuando ya tenga mejor control de su cuello y cabeza. 

Recuerda que, junto con el aire es posible que el bebé saque también un poco de la leche, o sea que ten siempre a la mano una toallita o pañal de gasa para protegerte la ropa. 

Sentadito: sienta al bebé en tu regazo, mirando hacia el frente. Inclina su cuerpecito hacia adelante, apoyando su pecho en la palma de tu mano mientras le sujetas la barbilla y la mandíbula suavemente con los dedos. Dale leves palmaditas con la otra mano o frótale la espalda. 

Antes de probar este método, pon una toallita o pañal de gasa sobre tus rodillas para proteger tu ropa en caso de que saque leche.

Boca abajo, en tu regazo: siéntate y acuesta al bebé boca abajo sobre tus rodillas, perpendicular a tu cuerpo. Apoya su barbilla y mandíbula en una mano. Asegúrate que su cabeza no esté más abajo que el resto de su cuerpo para que no se la baje la sangre a la cabeza. Frótale o dale palmaditas en la espalda con la otra mano. 

Antes de probar este método, pon una toallita o pañal de gasa sobre tus rodillas para proteger tu ropa en caso de que saque leche.

¿No es bueno darle agua de anís u otra medicina?

Si el bebé padece de mucho aire o gases, tu médico podría recomendarte alguna medicina especial, que también sirva para tratar los cólicos. Antes de usar agua de anís o un remedio casero consulta siempre con tu doctor. 

Acuérdate que, a medida que el bebé vaya creciendo y se empiece a mover más, encontrará una posición cómoda y eructará por sí solo. 



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